El interés del hombre por
el ambiente y la problemática que lo circunda no es reciente, sino que se
remonta muchos siglos atrás, desde Roma donde aparecieron los primeros
vestigios del derecho ambiental. Sin embargo, en la segunda mitad del presente
siglo, se ha dado un especial énfasis al tema ambientalista. Actualmente se cuenta con convenios
internacionales y regionales de biodiversidad, de cambio climático, de manejo y
conservación de bosques y de prohibición de importación y tráfico de desechos
tóxicos.
La gestión del ambiente, aunque
es función de la administración pública, no puede tener el éxito deseado, si no
se complementa con la acción de los ciudadanos, e incluso, en momentos en que
se habla de la reducción del estado, las organizaciones de la sociedad civil y
los poderes locales tienen de forma subsidiaria a sustituir al Estado en muchas
de sus funciones.
Se sabe que la producción
de la mayoría de bienes y servicios depende de la biodiversidad y funciones de
los ecosistemas y otras formas de riqueza (capital humano, reproducible y financiero).
La capacidad de la base productiva para ofrecer bienes y servicios de los
ecosistemas de manera efectiva y eficiente depende de las decisiones y de las
instituciones (formales e informales) Las decisiones dependen de las
instituciones, que a su vez determinan el estado de la biodiversidad y su
relación con el bienestar humano.
La biodiversidad o
diversidad biológica es la variedad de la vida. Abarca a la diversidad de
especies de plantas y animales que viven en un sitio, a su variabilidad genética,
a los ecosistemas de los cuales forman parte estas especies y a los paisajes o
regiones en donde se ubican los ecosistemas. También incluye los procesos
ecológicos y evolutivos que se dan a nivel de genes, especies, ecosistemas y
paisajes. El valor esencial y fundamental de la biodiversidad reside en que es
resultado de un proceso histórico natural de gran antigüedad. Por esta sola
razón, la diversidad biológica tiene el inalienable derecho de continuar su
existencia. Es garante de bienestar y equilibrio en la biosfera.
Los elementos
diversos que componen la biodiversidad conforman verdaderas unidades
funcionales, que aportan y aseguran muchos de los “servicios” básicos para
nuestra supervivencia. En definitiva, para que toda la diversidad se desarrolle
en un ecosistema debemos entender que hay una interacción compleja entre todos
los seres vivos del ecosistema y el entono.
Plantas y animales
florecen solo cuando ciertas condiciones físicas están presentes. En la
ausencia de tales condiciones, las plantas y animales no pueden sobrevivir sin
ayuda de estos. Como se ha estudiado en todo
ecosistema se da un flujo de materia y energía; en esa sucesión de etapas en
las que un organismo se alimenta y es devorado, la energía fluye desde un nivel
trófico a otro. Por ejemplo, en el humedal que se estudió se puede inferir que
las plantas verdes u otros organismos que realizan la fotosíntesis utilizan la
energía solar para elaborar hidratos de carbono para sus propias necesidades.
La mayor parte de esta energía química se procesa en el metabolismo y se pierde
en forma de calor en la respiración. Las plantas convierten la energía restante
en biomasa, sobre el suelo como tejido leñoso y herbáceo y bajo éste como
raíces y sedimentos que pueden ir a terreno húmedo. Por último, este material,
que es energía almacenada, se transfiere al segundo nivel trófico que comprende
los herbívoros que pastan, los
descomponedores y los que se alimentan de detritos. Si bien, la mayor parte de
la energía asimilada en el segundo nivel trófico se pierde de nuevo en forma de
calor en la respiración, una porción se convierte en biomasa.
En cada nivel
trófico los organismos convierten menos energía en biomasa que la que reciben.
Por lo tanto, cuantos más pasos se produzcan entre el productor y el consumidor
final, la energía que queda disponible es menor. Rara vez existen más de cuatro
eslabones, o cinco niveles, en una cadena trófica. Con el tiempo, toda la
energía que fluye a través de los niveles tróficos se pierde en forma de calor.
El proceso por medio del cual la energía pierde su capacidad de generar trabajo
útil se denomina entropía. De allí radica la importancia de mantener los
ecosistemas en sus estados naturales.
Camilo Andrés Borja Díaz © 2016 All rights reserved.